Mientras sigue Cristiano Ronaldo festejando su nuevo mundo “desértico” en Arabia, los argentinos siguen glorificando a su nuevo Dios. Según encuestas el 40% de los ciudadanos argentinos votarían por Messi (nota publicada en mediotiempo) en las elecciones presidenciales 2023, y esto no sería una sorpresa, ya que hemos visto figuras deportivas y artísticas ocupando puestos políticos, parlamentarios y ejerciendo roles de mandatarios y gobernadores en diferentes lados del mundo; sin embargo, la duda filosófica aquí es: ¿sería Messi un buen presidente; y generalizando, un futbolista sería un buen político?
En diferentes países, varios futbolistas y deportistas han llegado a puestos políticos; sin duda, no se puede definir el comportamientos político de un futbolista, y mucho menos pronosticar si será buen político o no... ¡Eso sí! Hay ciertas señales que nos permiten leer el futuro.
En este mismo contexto, nos sirve un poco de historia:
-George Weah. Fue uno de los futbolistas más destacados de la década de 1990 y llegó a ser presidente de Liberia en 2018. Aunque se enfrentó a algunos desafíos al asumir el cargo, ha logrado implementar ciertas reformas positivas en el país, como la reducción de los aranceles universitarios y la lucha contra la corrupción.
-Romario. Fue uno de los futbolistas más famosos de Brasil y llegó a ser senador en ese país. Desde su cargo, ha luchado por la transparencia y la justicia en la política y ha sido un defensor de los derechos de los ciudadanos.
-Pep Guardiola. Fue entrenador del FC Barcelona y llegó a ser consejero de la Generalitat de Catalunya en la época en que el equipo estaba en el poder.
En México, varios futbolistas y deportistas llegaron a puestos políticos y de servidores públicos: Cuauhtémoc Blanco, Jorge Hank Rhon, Jorge Campos, Manuel Negrete… etcétera.
No es mi trabajo opinar en el desempeño político de las personas mencionadas anteriormente; sin embargo, hay que señalar algunas malas prácticas y formas de entender el rol político que solemos tener como público.
Si eres un futbolista con muchos fans y seguidores, esto te puede garantizar muchos votos, si te lanzas por algún puesto político. Lo he dicho en diferentes ocasiones: el discurso político es uno emocional. La gente se emociona contigo; eres el nuevo, para muchos en un ambiente corrupto, pero puedes ganar sus votos de forma más fácil en comparación con otro candidato que hayan ocupado un puesto político antes.
Antes de dar mi punto de vista, cito a un especialista en procesos políticos por laUniversidad Autónoma Metropolitana (UAM), quién comentó en una publicación en “The San Diego Union Tribune” sobre las prácticas que implementan algunos partidos al “usar” deportistas como candidatos: “Esta estrategia muestra una falta de creatividad en los partidos políticos, ya que mediante personajes conocidos y su popularidad buscan, de manera rápida y sin esfuerzo, un espacio de atracción para los electores”, explicó Víctor Manuel Alarcón Olguín.
Es evidente que tampoco me interesa analizar el comportamiento de los partidos políticos en el mundo en este tema; por otro lado, creo que el poder lo tiene la audiencia, es por ello me dirijo hacia los lectores.
Ya hemos dicho que ser futbolista querido y famoso te garantiza los votos en una elección, pero no te garantiza las habilidades necesarias para desempeñar tu papel. Lo peor que puedes hacer es pensar que cuando ganas la elección, otros trabajarán por ti y tú solo darás la cara como un buen futbolista… ¡Cuidado… Te van a empujar y ningún árbitro te va a dar un penalti! ¡Se te acabó el juego!
¡No confundamos las cosas! Hay muchos políticos corruptos, así como hay muchos arquitectos y médicos corruptos. Un deportista debiera asumir que ser político es una profesión que requiere conocimiento del sistema político y legislativo, así como las habilidades de la comunicación, el liderazgo y la empatía… etcétera.
¡Messi…Ojalá no seas presidente!
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